El retiro de Kieren Fallon
Nunca se conocieron los motivos por los que Cecil decidió despedirlo en 1999, nada más ni nada menos que dos meses después de cimentar en sociedad el doblete del Epsom Derby-Oaks con Oath y Ramruma, respectivamente. Su traslado a la cuadra de Sir Michael Stoute fue técnicamente similar: en 2004, con North Light, encumbró su segundo Derby, no obstante tres meses después fue investigado por arreglar carreras. Antes, en 2003, sobrevino otro Derby, con Kris Kin.
Una vez superado el arresto por tal cargo, fue contratado por Aidan O’Brien y Ballydoyle al empezar la campaña de 2005. Al finalizar ese calendario fue suspendido para correr en tierra británica por conspiración. Sólo pudo desempeñarse en Francia, donde siguió siendo apoyado por el imperio de John Magnier. Una vez superado tal intervalo, siguieron los halagos, como su cuarto Oaks en los estribos de Alexandrova, empero en noviembre de 2006 arrojó positivo en un control antidoping en Chantilly.
En diciembre de 2007 repitió el escándalo, ahora por cocaína. Declaró frente a las autoridades de France Gallop dos días después de su segunda coronación en el Prix de l’Arc de Triomphe, con Dylan Thomas. La sanción de 18 meses no sólo acabó con la paciencia del grupo Ballydoyle (que lo despidió), sino que además clavaba las estacas tan profundas como los interrogantes sobre su regreso.
Pero volvió en septiembre de 2009. Recibió el apoyo de entrenadores como Luca Cumani, Mark Johnston y Kevin Ryan, incluso triunfó 140 veces en 2010 y 154 doce meses después. Su estrella ya no brillaba con la misma fuerza, pero seguía gozando de la mayor reputación dentro de la palestra, máxime en su afán de transformación y vigencia. Ayer (4 de julio de 2016), tras rebotar entre Estados Unidos, Irlanda y Gran Bretaña, y agobiado por un tratamiento de casi cuatro años contra la depresión, exploró lo más oscuro de su verdad.
Mi amigo Gustavo Debrassi me lo descubrió en 2005. Su talento me atrajo de inmediato, aunque fue mayor el apego a su historia de vida de Ave Fénix. En 2010, estando en Churchill Downs, tomé la inspiración para conocerlo: el imán fue una bandera de la Breeders’ Cup con la bandera de Irlanda que me robé con la misión que me la firme, acaso en memoria a su guía de cinco sentidos sobre Ouija Board en el Filly And Mare Turf de 2004.
El telón de Royal Ascot 2011 había bajado: fue el único momento donde la celosa seguridad del cuarto de jockeys bajó la guardia. “¿Argentina?”, se sorprendió. “¿Qué la firme?”, se azoró. “Quisiera que me cuentes algo de tu país, además de Maradona, como también la historia completa de la bandera”, fue el preludio de los cómplices siguientes 10 minutos entre un tipo que, finalmente, era de carne y hueso y un admirador que relegó absolutamente su rol de periodista.
Fueron alrededor de tres mil victorias por doquier, 80 G1, 30 en Royal Ascot, 22 Classics entre Gran Bretaña e Irlanda, un par de Prix de l’Arc de Triomphe (el otro con Hurricane Run, en 2005) y una última perla en las 2000 Guineas de Newmarket en 2014, cuando apeló a los dos lados de la cancha con Night of Thunder (a 40 por 1) para desbordar al múltiple campeón Kingman y al ganador Epsom Derby Australia https://www.youtube.com/watch?v=7bo…. Y, todavía más, por esa mística que, a los 51 años de una montaña rusa con gracia y pecado, lo hará levantarse nuevamente, cualquiera sea el destino que tome.