Por Ramón Brito Foto Coglianese Photo Cuando se de la partida el venidero sábado 8 de Diciembre en Gulfstream Park, el Clásico Internacional del Caribe estará arribando a su edición número 51 con la participación de los mejores tresañeros nacidos en los países pertenecientes a la Confederación Hípica del Caribe. Luego del rotundo éxito del año pasado, el óvalo del sur de la Florida recibe una vez más a los visitantes locales y de la cuenca caribeña. Habiendo resistido el paso del tiempo, el Derby Caribeño, como también se le conoce, se ha disputado 50 veces - sólo en los años 1972 y 1979 la importante competencia ha dejado de celebrarse, y continúa siendo una de las carreras más ricas de la región, con un premio a repartir de $300,000. La idea original del Clásico del Caribe fue concebida en 1953 por Ramón “Moncho” Llobet, Jr., un prominente turfman de Puerto Rico quien quiso reunir en una misma competencia a los mejores tresañeros de Venezuela, Cuba, República Dominicana y Puerto Rico. No era una tarea sencilla, ya que en ese entonces la isla aún no contaba con un hipódromo lo suficientemente moderno para llevar adelante la prueba, por lo que la competencia internacional continuó siendo tan solo un proyecto. Con la inauguración del hipódromo El Comandante en 1957, la idea del Clásico del Caribe se volvió más factible. Luisín Rosario, uno de los periodistas hípicos más emblemáticos de Puerto Rico, relanzó el proyecto y viajó a Cuba y Venezuela, donde sus colegas locales lo respaldaron plenamente. De hecho, Venezuela fue el primer país en aceptar la propuesta, hecho importante toda vez que en esa época el hipismo venezolano era uno de los más sólidos del continente. Años más tarde, en 1964, un comité especial designado para materializar el evento propuso finalmente la carrera de 1800 metros y $30,000 a repartir, con los mejores tresañeros nacidos en Puerto Rico, Colombia, Panamá, México, Trinidad & Tobago y Venezuela. La primera edición del Clásico del Caribe se corrió en el hipódromo El Comandante el 26 de Junio de 1966. Luego de un emocionante duelo en la recta decisiva, el venezolano Victoreado derrotó a un valiente El Rebelde (PR), gracias en gran parte a una magistral conducción por parte de Gustavo Ávila, quien cinco años más tarde lograría vencer con Cañonero II en el Kentucky Derby y el Preakness Stakes. Así las cosas, aquel proyecto de 1953 finalmente se convirtió en una realidad, un logro que cambió para siempre el destino de la industria hípica latinoamericana. Durante la primera etapa del Clásico del Caribe México fue el país más exitoso, ganando ocho de las primeras trece ediciones, pero luego de la crisis que prácticamente aniquiló la industria hípica mexicana en los 1980's, Panamá, Puerto Rico y Venezuela se convirtieron en los países más ganadores. Panamá tiene actualmente 15 triunfos, seguido por Venezuela (13), México (12), Puerto Rico (8), Colombia (1) y República Dominicana (1). Venezuela es el único país en haberlo ganado en cuatro ediciones consecutivas (2009-2012). El paso del tiempo y una natural necesidad de adaptación han cambiado el formato del Clásico del Caribe, llevándose a cabo ahora la Serie Hípica del Caribe - este año con un total de premios que supera los $500,000, donde además del Derby Caribeño se disputan la Copa Invitacional (para caballos importados con campaña en los países miembros), la Copa Velocidad (para sprinters de tres años), la Copa Dama del Caribe (para potrancas de tres años), y la Copa Confraternidad del Caribe (para caballos maduros). En lo que sin duda ha resultado una ventana de oportunidad para la promoción del hipismo latinoamericano, la Confederación Hípica del Caribe relanzó la Serie Hípica del Caribe, eligiendo como sede al hipódromo de Gulfstream Park, en Hallandale, FL. El Clásico del Caribe se disputa en un país ajeno a la Confederación, lo que reduce a cero cualquier ventaja de localía. Las autoridades de Gulfstream estarían dispuestas a que esta sea una sede frecuente - si no permanente, para la Serie. Se espera continuar recibiendo el apoyo irrestricto de miles de aficionados hípicos de origen hispano del Sur de la Florida y de los visitantes de los países de la Confederación, con un optimismo por demás justificado. Vivimos la nueva etapa del Clásico del Caribe. Un cambio que a la larga debe resultar importante y beneficioso para una carrera emblemática que ha capturado la atención de Latinoamérica durante ya más de 50 años.
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